RETENGAMOS NUESTRA PROFESIÓN. (No te rindas)

Es muy fácil rendirnos ante una situación cuando esta se torna más difícil de lo que esperábamos o nos habían contado que era, esto aplica para todos los aspectos de la vida, por ejemplo: una carrera universitaria, un trabajo nuevo, un emprendimiento, una disciplina deportiva, etc.
En esta oportunidad quiero poner sobre la mesa un peculiar aspecto de la vida, que algunos han llegado a decir que es en sí “La vida misma”, esto es: “La profesión cristiana”
Profesión.
Me refiero a Cristianismo como una profesión en el sentido de que el cristianismo es una suma de convicciones que profesamos (confesamos), no como vanas repeticiones, sino como convicciones, esta llamada “profesión” incluye el: “Creo en un solo Dios Padre… en un solo Señor Jesucristo… en el Espíritu Santo”. Visto de esta manera podemos mencionar el siguiente versículo:
Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión. (15) Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. (16) Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.
Hebreos 4:14-16 RV1960
Qué pasaje tan hermoso y profundo, primeramente, “teniendo un gran sumo sacerdote” se refiere a los rituales del Antiguo Testamento en donde el Sumo Sacerdote cumplía la función de presentar al pueblo delante de Dios, Jesús es presentado como quién nos representa ante Dios, la idea sigue desarrollándose cuando se dice “No tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades” probablemente yo no pueda sentir lo que tú sientes, es muy probable que no he vivido lo que tú y no he sufrido como tú, Jesús en cambio fue tentado en todo según nuestra semejanza, qué impresionante saber que Dios se encarnó, “se despojó a sí mismo”, para ser participante de las mismas necesidades y los mismos sufrimientos que tú y que yo.

Isaías describe a Jesús como el varón “experimentado en dolores y sufrimientos” él sabe por lo que estás pasando y se compadece de tus debilidades. Una escena de los evangelios que me conmueve mucho es cuando Jesús está siendo crucificado y las personas lo retan a que se baje de la cruz, a que renuncie a la obediencia a Dios y deje de sufrir. Si nos ponemos a pensar en qué sería del mundo si Jesús se hubiera bajado de la cruz (porque Él pude hacerlo), las cosas seguirían exactamente iguales para Jesús, a Él no le hubiera afectado en absolutamente nada, Él sigue siendo Dios, pero nosotros estaríamos sin esperanza.
Este varón experimentado en dolores y sufrimientos, se compadece de tus debilidades, porque sabe qué es hambre, cansancio, frustración, dolor, llorar, amar. Por lo tanto la expresión “Es que tú no sabes por lo que estoy pasando” queda sin efecto porque Él sí lo sabe.
Reteniendo nuestra profesión.
Hoy en día como en todas las edades son reales los motivos suficientes para querer renunciar a nuestra fe, podemos mencionar la presión social, las ideologías, incluso desilusiones personales, sin embargo la llamada de atención es a no rendirse, a considerar a aquel que se enfrentó a motivos para renunciar a su misión, pero que no se rindió, ¡No te rindas, sigue el ejemplo de Jesús!
Cuando te encuentres a punto de desistir, acude a Jesús, al trono de gracia, y no serás condenado, al contrario, recibirás gracia para el oportuno socorro. En la historia ha habido cristianos que han muerto por retener su profesión de que “Cristo es el Rey”, ellos también son ejemplo a nuestra fe, actualmente existen personas cuyas vidas están en riesgo por retener esta confesión, a todas ellas:
Hebreos 12:1-3 RV1960 Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, (2) puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios. (3) Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar.
¡Ánimo! @jameasssss