Promesas. La importancia de Su Palabra.

Cuando me siento mal, cuando me siento triste y sin esperanza. Cuando ya no tengo fuerzas, cuando creo que no podre alcanzar esa meta o ese sueño, cuando creo que estoy solo, hay algo que se mantiene en mi como una fuerza inamovible y me sostiene firme y eso para mí, es Su Palabra.

Sin duda alguna mi corazón se llena de alegría y de agradecimiento por Su Palabra que me motiva a seguir, me alienta a no tirar la toalla y me corrige cuando necesito escuchar eso que no quiero escuchar. Dentro de Su Palabra también encuentro sus promesas y de eso es lo que queremos hablarte todo lo que resta de este mes de diciembre.

Todos tenemos alguna promesa que hemos atesorado en nuestro Corazón. ¿Te recuerdas cuál fue la primera promesa que Dios te hizo? ¿Te recuerdas cuál fue la primera promesa que viste cumplida? No estoy muy seguro si en alguna de las publicaciones que he escrito te he contado que cuando era un niño ponía en lugares “estratégicos” fechas o palabras para que en un tiempo considerable la viera otra vez y comprobara si la situación por la que estaba pasando había mejorado o empeorado. Eran recordatorios para “ver si Dios podía ayudarme a mi y mi familia a salir adelante”. Ponía recordatorios en mis cuadernos, en hojas de papel guardadas o en paredes (espero que mi mama no lea esto). Unos 12 o 15 años después de eso me he encontrado con algunas de esos recordatorios y ¿saben? mi corazón se inunda de agradecimiento porque todas las cosas han ido mejorando. Eso que temía que pasará no paso y eso que estaba esperando que pasara si paso.

Ahora bien, ¿Qué pasa con aquellas promesas que no se han cumplido? ¿Qué pasa con esas promesas que parecen no cumplirse? Tal vez suene un poco empático, pero al final si tu tienes una promesa tienes esperanza y si no se ha cumplido nos toca seguir esperando, pero ¿Qué de aquellas personas que no tienen esperanza, que no tienen promesas de un futuro mejor? Mi corazón se entristece tan solo pensarlo.

Hace una semana tuvimos una jornada médica en mi iglesia y a mi me toco orar por las personas que iban llegando y el primer día para mí fue difícil porque me encontré con dos personas que no tenían esperanza. Literalmente esperaban a la muerte para que su sufrimiento cesara. Aun hoy, cuando te escribo esto mi corazón se llena de tristeza y pesar porque nunca en mi vida me había topado con esta situación de cerca. Y saben ¿Qué les podía decir que no hayan escuchado? En realidad, me sentía impotente y mal porque no pude decirles y recordarles las promesas que Dios tiene para ellos. Fue un día muy difícil para mí porque no logre decirles todo lo que en mi corazón atesoro como promesas de Dios para mi vida y que son para todos aquellos que creen y confían que Dios puede hacerlas realidad en su vida.

Regresando a años anteriores a mi vida, recuerdo que mi mama fue una de esas mujeres que su esperanza se esfumaba de a poco.  Pasamos por un momento muy complicado y en muchas ocasiones la encontraba llorando o muy preocupada por las situaciones que estábamos pasando. Me sentaba con ella, la escuchaba y luego de eso le recordaba todas las promesas que Dios nos había dado. Una de esas fue:

“No temáis, manada pequeña, porque a vuestro Padre le ha placido daros el reino”

San Lucas 12:32 RV1960.

Y esa es la Clave, Recordar, pero ¿Cómo vas a recordar las promesas de Dios si ni siquiera sabes cuáles son? Por eso empecé hablándote de lo feliz y agradecido que estoy por tener la Palabra de Dios a mi lado, porque es la que me recuerda que Él está conmigo.

El libro de Romanos dice:

Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios.

Romanos 10:17 RVR1960

La única manera de comenzar a tener esperanza es saber cuáles son esas promesas que nos ha dado. Leer y escuchar Su Palabra es indispensable para conocer sus promesas. No basta con ser solo ser de las personas que están a la orilla, nuestro compromiso debe ser sumergirnos en el Agua Viva de Su Presencia y de Su Palabra.

Cuando vengan los malos momentos, cuando vengan las situaciones difíciles y creas que ya no hay más esperanza ahí estará Su Palabra que te recordará que Él es bueno, que Él es fiel y que Él esta contigo.

Hoy te animo a que puedas tener ese compromiso de leer mas tu Biblia, de escuchar predicas que edifiquen y llenen tu vida. Te invito a tomar de esa Agua que ofrece Jesús para ya no tengas más sed. Hoy te invito a conocer las promesas de Dios que tiene para tu vida.

“Pero el que beba del agua que yo le daré no volverá a tener sed jamás, sino que dentro de él esa agua se convertirá en un manantial del que brotará vida eterna”.

San Juan 14:4 NVI
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Luis fernando Quijivix

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