Perdón en tiempos de crisis

Bryan Caro perdió a su hijo de dos años y tres meses en un incidente mientras su esposa lo cuidaba. Sin darse cuenta, el niño se escapó a la calle y fue atropellado por un vehículo. Este hecho ocurrió antes de que Bryan aceptara a Cristo. Él tuvo varias oportunidades de vengarse del hombre que asesinó a su hijo, pero poco tiempo después conoció a Cristo y lo recibió en su corazón. Dios lo llevó a tomar la decisión de perdonar a aquel hombre que había dado muerte a su primer y único hijo en ese tiempo. Actualmente, Bryan es un evangelista de Puerto Rico que predica en las cárceles y cuenta con un gran equipo que le apoya en su ministerio, donde su mano derecha es aquel  hombre que mató a su hijo. El mismo llamado que Dios le hizo a Bryan a perdonar es el mismo que nos hace hoy. 

La biblia dice en Lucas. 23:34: Y Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen…

En esta escena vemos a Cristo en el clímax de su sufrimiento, donde luego de ser torturado con latigazos y con una corona de espinas, es colgado en un madero a la vista de todo el pueblo que por allí pasaba. El maestro que una vez hizo tanto bien por otros, ahora se encontraba sufriendo sin razón justificable aparente. Pero es de destacar, que mientras Jesús estaba colgado en esa cruz, no tenía ningún tipo de resentimiento hacia los causantes de su padecimiento, sino que aún en su momento más difícil oró para que Dios los perdonara. 

Increíblemente, Jesús perdonó a aquellos que le hicieron daño. Si de momento nos pusiéramos en el lugar de Cristo, ¿cuál sería nuestra respuesta hacia aquellos que nos han herido? ¿Seríamos capaces de perdonar? Jesús, como Hijo de Dios, tenía la autoridad y el poder para en ese mismo momento pedir a su Padre que enviara ángeles que lo libraran, o que durante aquella tarde oscurecida y llena de relámpagos, Dios hiciera descender fuego del cielo que consumiera a todos sus enemigos. Pero no fue así, Cristo tomó la decisión no solo de perdonar a los que lo habían crucificado, sino que perdonó a la humanidad completa por todos los pecados cometidos. Tal vez de la misma manera, tengas la oportunidad de vengarte de aquel que te ha causado daño, haciendo que esa persona pague por lo que hizo, pero quiero invitarte a que te detengas por unos minutos y reflexiones sobre el siguiente versículo bíblico en Marcos 11:26:

‘‘Porque si vosotros no perdonáis, tampoco vuestro Padre que está en los cielos os perdonará vuestras ofensa´´.

¿Sabes qué es lo que quiere decir este versículo? Dios literalmente está poniendo en nuestras manos la decisión de escoger entre pasar una eternidad de sufrimiento en el infierno o de pasarla en su gloria. Cuando medito en este versículo, me traslado al día en que Dios juzgará todas las cosas que hice mientras estuve en vida, y lo veo sentado en su trono como un juez, lleno de gloria y esplendor, y yo frente a Él mientras me dice: -¿qué hiciste con aquellas personas que te ofendieron? ¿Las perdonaste?-.  Si realmente perdoné, entonces me dirá: -por cuanto perdonaste a aquellos que te hicieron sufrir, yo te perdono. Bienvenido al gozo de tu Señor-.  Pero sino no perdoné, me dirá: -por cuanto no perdonaste a tus enemigos yo tampoco te perdono. Láncenlo al lago de fuego-. Suena exagerado pero esa es la realidad.

Jamás diríamos que perdonar es algo fácil, y mucho menos en momentos donde nuestros intereses y hasta nuestra propia vida podría verse en peligro. Vimos como  Jesús estaba  frente a un momento crítico en la cual tuvo que perdonar, pero jamás hubiese podido hacerlo sino enfocaba su vista en su Padre. No podemos perdonar por nuestra propia voluntad, necesitamos ayuda. Dios y Su Espíritu Santo son los que nos ayudan a perdonar. Cuando vemos la otra cara de la moneda dejando aún lado el papel de víctima, y en lugar de pensar cuánto nos han ofendido miramos cuánto hemos herido a otros, notaríamos que nosotros también hemos hecho cosas que merecen ser castigadas. Si vemos cuántas veces hemos ofendido a Dios con nuestros actos cada vez que le hemos fallado, sin embargo Él nunca ha dejado de amarnos, podremos elegir perdonar. Si venimos delante de Él con un corazón arrepentido podemos tener por seguro que nos perdonará.

Finalmente, si queremos que Dios nos perdone, es tiempo de comenzar a perdonar a otros lo que nos han hecho. No importa la circunstancia, siempre hay lugar para el perdón. Tomemos la decisión de perdonar, así como Cristo lo hizo con nosotros.

EP❤️

Comparte
Imagen por defecto
Patricia Michelle

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *