¡No vuelvas!

Como perro que vuelve a su vómito, Así es el necio que repite su necedad. Proverbios 26:11
«Pinto» era el perro de la familia. Un día algo tuvo que haberle caído mal, pues comenzó a quejarse y al poco tiempo vomitó. Lo impactante no fue eso, sino que al pasar un tiempo volvió como si nada a lamer aquéllo que tiempo atrás había desechado y hasta parecía disfrutarlo.
Si eres tan gráfico, como yo, seguro recreaste la imagen y sabes… ese era el fin. Puedo asegurar que inclusive te causó repulsión. Cuando yo traía a mi mente la escena y lo relacionaba con la Palabra mi corazón se quebranto. La enseñanza fue muy directa.
A veces tú y yo somos como ese animal, somos necios, queremos regresar al pecado, a ese vómito, que ya habíamos desechado y hasta lo disfrutamos.
Hoy te pregunto: ¿a qué pecado (vómito) estás regresando, qué es lo que nuevamente está entrando a tu corazón?
Dios ha tratado muchos aspectos de mi carácter en éstos últimos meses. He visto la mano de Dios abundando de manera sorprendente; pero a veces mi falta de FE y DECISIÓN son ese vómito al cuál quiero volver. Conozco a Dios, Él se ha revelado a mi vida. Pero ahora el Señor me lleva a más. No sólo quiere que le conozca sino que me conduce a CREERLE. Y este carrera de «creerle a Dios» y depender completamente de Él, está llena de pruebas que superar y enseñanzas que adquirir. Y tengo de frente dos caminos:
1. Abrazarme a Él y probar unos nuevos manjares (bendiciones)
2. Volver a mi vómito y permanecer en ese estado de necedad.
Y aún viene más…
Recuerdas cómo te hizo sentir el recrear esa escena. Piensa ahora cómo nuestra necedad hace sentir al Padre. De nuevo me quebranto. A Dios no sólo le repugna el ver a sus hijos volviendo a su vómito; Él en su eterno amor también siente compasión y misericordia por sus hijos, se duele al ver cómo preferimos seguir comiendo podredumbre cuándo la mesa de la gracia está servida.
Hoy pidamos al Señor que la sabiduría de Jesús nos inunde y que su Espíritu selle ésta enseñanza en nuestros corazones.
Amigo, no vuelvas a tu vómito. Ve a la mesa de Jesús y ahí clama por fortaleza. Aférrate a sus promesas.
Dios te bendiga
By Ely Hdez.