Me Alegro de ser débil. 

Se me ha hecho tan difícil escribir los tres meses anteriores. Entre trabajo, universidad y situaciones personales me encontré inmerso en un proceso que le ha enseñado mucho a mi corazón y del cual todavía estoy aprendiendo. Dentro de ese momento vinieron tantas cosas a mi vida que quisiera escribir pero de todas ellas está el aceptarme tal y como soy. Con mis debilidades y mis fortalezas. Con mis miedos y  fracasos. Con mis victorias y mis inseguridades. Con mis lágrimas y mis frustraciones.

Yo siempre he dicho que hemos estado creciendo en una sociedad y tiempo realmente complicado. Entre las redes sociales y la apariencia tan importante se hace imposible o casi imposible pararse al frente y ser diferente. Nos “obligan” a parecernos a aquel personaje, a hacer aquello, imitar lo otro para llegar a ser “cool”. Estamos tan presionados a Comprarnos este teléfono o esa ropa que si no lo hacemos o tenemos esas cosas empezamos a frustrarnos y a atacarnos a nosotros mismos de una manera muy injusta. Llegamos a ser muy exigentes con nosotros mismos.

Yo crecí, como algunos de ustedes sabrán, solo con mi mama y mis hermanos. La primera parte de mi niñez la crecí en mi casa jugando con mis ellos y mis primos pero la segunda parte la crecí con mi mama y aunque ella es una mujer espectacular que me ha enseñado mucho hay algo que ella siempre me pedía y era perfeccionismo. La ayudaba a hacer algunas cosas y la mayoría del tiempo lo tenía que repetir porque no salió como ella quiso. Iba a comprar algunas cosas y odiaba cuando ella me regresaba porque la compra la había hecho mal. Odiaba eso porque me daba mucha vergüenza regresarme y pedir que me cambien cierta cosa porque falle (Aun me sigue dando vergüenza). En fin, la segunda parte de mi niñez fue marcada por la “perfección” que me exigían y de ahí el que yo sea exigente y pida perfección en mi vida.  Algo realmente malo y que de a poco he ido aprendiendo a cambiar y aceptarme tal como soy.

El apóstol Pablo, un hombre que admiro muchísimo aprendió también esto. En su afán de “ser perfecto” se encontró con el “no” o mejor dicho aún no de Dios.

No se sabe bien qué era lo que Pablo tenía y a lo que él se refería con un “mensajero de satanás” puede que sea una enfermedad o alguna otra cosa pero Dios le dio una gran enseñanza y hoy quiero que aprendamos juntos y recordemos esto para toda nuestra vida.

Para evitar que me volviera presumido por estas sublimes revelaciones, una espina me fue clavada en el cuerpo, es decir, un mensajero de Satanás, para que me atormentara.  Tres veces le rogué al Señor que me la quitara;  pero él me dijo: «Te basta con mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad». Por lo tanto, gustosamente haré más bien alarde de mis debilidades, para que permanezca sobre mí el poder de Cristo”.  2 Corintios 12:7-9 NVI

Como les mencione antes, el apóstol Pablo era una persona excelente en muchos aspectos pero Dios le revelo que no tenía que hacer alarde de sus fortaleces o sus victorias sino más bien de sus debilidades porque estas les hacían reconocer que necesitaba de Dios. El Señor uso esa debilidad para recordarle algo que quiero que tú y yo recordemos; Su amor es suficiente, Su Gracia es suficiente. Pablo dice en el versículo 10; “Por eso me regocijo en debilidades, insultos, privaciones, persecuciones y dificultades que sufro por Cristo; porque, cuando soy débil, entonces soy fuerte”

Tal vez tu estas batallando con alguna debilidad, tal vez sea alguna inseguridad o a lo mejor sea que estas pidiendo más de ti de una manera injusta. Tal vez tú, estás batallando contigo mismo. Hoy quiero decirte: Ya no pelees más, ya no te exijas tanto.

Un amigo mío me dijo cuándo le contaba algunas cosas: “No seas tan exigente con vos” y aunque al principio no acepte bien sus comentarios más adelante Dios me lo dijo a través de Su Palabra. Estamos tan acostumbrados a querer llegar alcanzar la perfección que nos olvidamos que Dios ya nos hizo justos y que trabaja para hacernos perfectos y que llegar a serlo no solo nos corresponde a nosotros, Sino a Él. Dios lo dijo así:

“Dios los salvó por su gracia cuando creyeron. Ustedes no tienen ningún mérito en eso; es un regalo de Dios. La salvación no es un premio por las cosas buenas que hayamos hecho, así que ninguno de nosotros puede jactarse de ser salvo. Pues somos la obra maestra de Dios. Él nos creó de nuevo en Cristo Jesús, a fin de que hagamos las cosas buenas que preparó para nosotros tiempo atrás” Efesios 2:8-10 NVI

No se trata de ti, no se trata de lo que puedes o no puedes hacer sino se trata de Jesús y su Gracia que te cubre. Tal vez no vayas a tener todo lo que has deseado tener o ser esa persona que quisieras ser (yo espero que sí y tengo Fe que así será) pero si no fuera así estaré feliz, como lo trato de hacer ahora y confiar que Dios me hace fuerte, me hace Santo, me hace Justo y me ama tal y como soy. Con mis debilidades y mis fortalezas. Con mis miedos y  fracasos. Con mis victorias y mis inseguridades. Con mis lágrimas y mis frustraciones.

“Por eso me regocijo en debilidades, insultos, privaciones, persecuciones y dificultades que sufro por Cristo; porque, cuando soy débil, entonces soy fuerte” 2 Corintios 12:10 NVI

El hecho de no ser perfectos y tener debilidades nos hacen poner toda nuestra confianza en Dios y creer que Él tiene el control. Que se trata de Su gracia y no de nuestros esfuerzos. Esto no quiere decir que tengamos “Licencia para pecar” ni mucho menos. No quiero que mal interpretes lo que estoy diciendo, sino que comprendamos y aceptemos que a pesar de todo, Dios nos ha aceptado tal y como somos, ¿Por qué entonces no aceptarnos nosotros mismos?

“pero Dios mostró el gran amorque nos tiene al enviar a Cristo a morir por nosotros cuando todavía éramos pecadores”. Romanos 5:8 NVI

La obra que comenzó Dios a hacer en tu vida la terminará, pero es SU obra y no la tuya. A ti solo te corresponde tener un corazón dispuesto a crecer, a hacer lo que Dios dice pero sobre todo a confiar que Dios es quien tiene el control de tu vida. ¡Alégrate de tus debilidades! Yo lo hago porque me hacen recordar que necesito de Dios, me recuerdan que es por Su Gracia que puedo escribirte estas palabras.

“Estoy convencido de esto: el que comenzó tan buena obra en ustedes la irá perfeccionando hasta el día de Cristo Jesús” Filipenses 1:6 NVI

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Luis fernando Quijivix

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