La autentica Vida Cristiana.

A finales del año anterior y a principios de este año (2020) estuve escuchando una serie de predicas que me dejaron asombrado. El excelente predicador, Harold Caballeros hablaba de “La auténtica vida cristiana” es una serie de 20 episodios donde expone el gran problema del ser humano y cómo es que Dios a pesar de la debilidad, rescató al hombre. Al final de esta publicación te dejaré el enlace del podcast para que puedas escucharlo.
Pero ¿por qué te hablo de la auténtica vida cristiana? Porque creo que vivimos en tiempos en donde la autenticidad es un valor que se ha escaseado en la vida cristiana. Creo que estamos enfocados en mostrar versiones que no son reales. Creo que estamos en un punto de mostrar ciertas de cosas de nuestra vida que no son la totalidad de lo que somos. El ser auténticos es algo que guardamos para ciertos momentos, para ciertas personas y en ciertos lugares. Y en parte eso está bien, pero ¿qué pasa cuando ya no somos auténticos ante Dios? ¿Qué pasa cuando decidimos no ser sinceros con Él? Es un esfuerzo que no lleva a nada porque Dios es el único que nos conoce en verdad, con nuestros defectos, nuestras heridas, nuestras frustraciones, nuestra alma rota, nuestras debilidades y, aun así, Él decide amarnos.
¿Cómo llegamos hasta esto?
Según Google, el orgullo es el exceso de estimación hacia uno mismo y hacia los propios méritos por los cuales la persona se cree superior a los demás.
A mi me gusta mucho Twitter, lo utilizo muchísimo para estar al tanto de lo que pasa en el mundo y me gusta mucho porque toda la información es en el momento, pero tiene una cosa mala y es que es el lugar donde la “superioridad moral” abunda, donde pensar “diferente” me hace superior y si no pienso como igual, entonces se recibe ataques de todos los frentes. En realidad, es tan abrumador leer tantas cosas de personas que con una careta llegan a pavonearse diciendo y creyéndose mejor que todos. ¿Por qué te platico esto? Porque esa actitud proviene de lo más profundo de la persona, todos somos susceptibles a tenerla y eso es el orgullo. Y precisamente ese es el gran problema del ser humano. El orgullo desmedido, el creer que somos autosuficientes o creer que todo lo que tenemos es por merito propio y sin ayuda de nadie. Ese exceso es lo que hizo caer a Lucifer de la Gloria de Dios. Estaba tan cerca de la Gran Majestad de Dios que el querer tener lo que Dios tiene lo hizo caer hasta el fondo del abismo. (Ezequiel 28 e Isaías 14)
El Apóstol Pablo escribe lo siguiente:
Por el favor que Dios me ha mostrado, les pido que ninguno se crea mejor que los demás. Más bien, usen su buen juicio para formarse una opinión de sí mismos conforme a la porción de fe que Dios le ha dado a cada uno.
Romanos 12:3 PDT
Cuando uno llega a una posición de relevancia por lo general el sentimiento de superioridad llega al corazón, porque al final de cuentas la naturaleza del ser humano es ese, ser reconocido por los demás. Pero como Hijos de Dios esa no debe de ser nuestra mentalidad. Creo que todos debemos tener una oración con Dios en la que cada vez que vayamos avanzando en la vida, Él ponga un corazón de siervo. Un corazón de servicio, de entrega total. Jesús es el mayor ejemplo de esto:
Piensen y actúen como Jesucristo. Esa es la «misma manera de pensar» que les estoy pidiendo que tengan. Él era como Dios en todo sentido, pero no se aprovechó de ser igual a Dios. Al contrario, él se quitó ese honor, aceptó hacerse un siervo y nacer como un ser humano. Al vivir como hombre, se humilló a sí mismo y fue obediente hasta el extremo de morir en la cruz.
Filipenses 2:5-8 PDT
Sin duda alguna el ser humildes (Virtud que consiste en el conocimiento de las propias limitaciones y debilidades y en obrar de acuerdo con este conocimiento. Sumisión, rendimiento. Según la RAE) es lo que nos hace auténticos cristianos. Reconocer en todo tiempo y en plena conciencia que nosotros no podemos con nuestras propias fuerzas vivir una vida que le agrade a Dios si no mas bien es por la gracia de tener a Su Espíritu Santo en nosotros. Es por su Él que podemos vivir de acuerdo con lo que Dios nos pide. Es por el Sacrificio de Jesús que podemos ser aceptados y por el gran Amor del Padre de amarnos constantemente que somos lo que somos.
El propósito que tengo con escribirte esto es que recuerdes que es por el puro favor inmerecido de Dios hacia nosotros que estamos donde estamos. No nos creamos mucho cuando somos promovidos en ciertos lugares, porque eso no le agrada a Dios. Mas bien Él muestra su favor con aquellos que saben que es por Dios y para Dios que viven. No caigamos en el hecho de pensar que somos autosuficientes o que por nuestros propios méritos tenemos lo que tenemos porque es por pura Gracia y Misericordia que estamos vivos. Y por último no nos creamos mejores que los demás simplemente por el hecho de no “caer” o “pecar” igual que mi prójimo porque todos tenemos luchas y es Dios el que nos ayuda a librarlas y ganarlas. Recuerda lo que dice Su Palabra:
Después del orgullo viene la caída; tras la arrogancia, el fracaso.
Es mejor ser humilde y vivir con los pobres que compartir riquezas con los orgullosos.
El que sabe hacer bien algo, prosperará; afortunado el que confía en el SEÑOR.
Proverbios 16:18-20 PDT
Podcast de Dr. Harold Caballeros: «La autentica Vida Cristiana»