EXTIENDE TU VARA

El pueblo de Israel dejaba atrás un lugar de opresión.  Por más de 400 años Egipto había sido un yugo que les impedía siquiera pensar con esperanza sobre ellos mismos. Sin embargo, Dios oyó el gemido de ellos, se acordó de su pacto y los reconoció como hijos (Éxodo 2:24-25)

Bajo el liderazgo de Moisés, ese pueblo emprendía un viaje sin regreso; un viaje donde la promesa de una tierra fértil les invitaba a dejar atrás lo único que conocían, Egipto-esclavitud.

Aunque no sería una tarea sencilla, Moisés fue elegido por Dios para guiar a Israel. -¿Cómo lo haré?- Seguro fue una de las preguntas que recurrentemente pasaba por su mente. Sin embargo “Dios no llama a los capacitados, Él capacita a los llamados”. A lo largo del libro de Éxodo observamos dos acciones que el Señor le demandaba:

1.- Depender total y absolutamente de Dios y poner los ojos en la promesa de aquella Tierra; confiando en que el Señor pelearía por ellos (Éxodo 14:19,31)

2.- Hacer uso de lo que tenía en mano, su vara. Ésta representaba los dones, talentos, oficio, carácter y recursos que Dios le había otorgado. Haciendo uso de ella el Señor se glorificó en gran manera (Éxodo 4:17).

Hoy tú y yo somos esos líderes que el Señor quiere levantar para el establecimiento de Su Reino en la Tierra. Podríamos, al igual que Moisés, preguntar cómo lo haré, o bien negarnos ante tal llamado, pero créeme no te gustará dar vueltas en el desierto.

El Espíritu Santo nos invita a salir de una vez por todas de ese Egipto en el que vivimos oprimidos (amargura, dolor, relaciones tóxicas, hábitos pecaminosos, rechazo, falta de perdón…) y comenzar la carrera a la vida de abundancia que Jesús ofrece; en dónde la victoria es segura en Su nombre. Cierto es que las luchas y tribulaciones vendrán pero recuerda que quién extendió su mano para sacarte será fiel y justo para mantenerte, pues caerán a tu lado mil y diez mil a tu diestra más a ti no llegarán (Salmo 91:7).  

Así que hoy extendamos nuestra vara, aquello que el Señor ha depositado en nuestras manos, y comencemos a bendecir a otros. ¡Te sorprenderá lo que el Señor hace con un corazón entendido! Que nuestro trabajo sea una fuente de bendición, que nuestros recursos alimenten y provean al necesitado, que nuestro carácter sea un reflejo del amor de Jesús que consuela y conforta al débil y que nuestra consigna sea colaborar para que aquellos que viven en tinieblas y  opresión conozcan la luz y la verdadera libertad, CRISTO.

Demos de gracia lo que por gracia hemos recibido (Mateo 10:8)

Dios te bendiga

By Ely Hdez.

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Luis Fernando

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